Hemos de partir de la premisa de que nuestro vivir, el vivir de los seres humanos, podemos decir que lo estamos haciendo en el error. Son muchos los hechos con los que podemos aseverar esto, además de por comprobación. En este trabajo léxico-gráfico lo hemos planteado desde lo que consideramos la raíz de este error, del que se desprenden todas las crisis en las que nos tambaleamos. Sociales y ecológicas, o sea, en nuestras relaciones entre nosotros y en nuestra relación con la naturaleza. Podemos ver degradación, tanto psíquica como funcional, aún cuando la egolatría sólo ve sus obras y grandezas, disimulando la decrepitud. Y todo ello surgiendo del ego-céntrico que cultivamos en nosotros mismos y extendemos a la sociedad a través de la cultura. Aseveramos esto conscientes de que la "mente egolátrica", que más que mente es un mecánico virus biofísico que se instala en la psique natural que cada cerebro genera, convirtiéndola por esto en una psique artificial, ya que en esencia el ego-céntrico es el artificio del "uno mismo", la mentalidad egolátrica, decimos, se resistirá a aceptarlo despachándolo con alguna ingeniosa justificación. Es precisamente de este complejo candado en el cerebro humano interrumpiendo su liberación, de lo que nos surge el término "Educalia Trascendental". Educalia, pues en esta educación se reúne toda la diversidad humana, en el aprender, en el descubrir, y en suma en el "deshacer", en el abandonar, lo que ahora precisamente impide la comunión de la diversidad humana. Y Trascendental, pues si la vida misma, el ahora vivo, único "lugar" donde Educalia puede ocurrir; si la vida en sí misma que es un estado de culminación, no es lo único trascendental, entonces ninguna otra cosa lo es. Observémoslo, en primer término todo se encuentra en estado subconsciente. Las cosas, el flujo creacional en el que se suceden las configuraciones, proviene de un muy profundo "fondo" que se pierde en un abismal misterio. No existe una entidad que decida ser un organismo humano, ello ocurre a través de un flujo natural y de una inteligencia que aún cuando los humanos podemos reconocer, no podemos explicar ni delimitar. El estado natural es el de subconsciente, y el consciente viene a sumarse luego a la fiesta, como una "particularización" desplegada dentro del infinito campo del subconsciente. El consciente es un mero foco que fragmenta la realidad, y el subconsciente es en donde toda ella se sostiene. Ahora engañosamente convencidos, creemos que la auténtica significación de la vida está en ese consciente que sólo ve una diminuta parte de la inmensidad, de la totalidad. Y el subconsciente nos da miedo, de ahí, toda la ristra de mitos y ritos que nos tienen atrapados precisamente en la inconsciencia. El subconsciente y el consciente son cualidades, la segunda abrigada por la primera. Lo que denominamos inconsciente no existe, es más bien un estado, una actitud, un comportamiento, el de "no darse cuenta". La sensibilidad es la esencia de la vida, sin embargo no nos damos cuenta de que estamos en nuestros mínimos de sensibilidad. Esto lo demuestra el hecho de que el foco consciente del ego-céntrico excluye todo aquello que a él no le va bien, que no puede encajar, y únicamente "ve" aquello que lo reafirma. Véase como el consciente, tal como ahora lo desarrollamos, que el mismo se separa del subconsciente, con ello estamos creando la inconsciencia.

El texto en esta página es una comprimida abreviación, y es de esperar que el lector esté siguiendo el hilo, indudablemente en sí mismo, pero igualmente viéndolo como algo plural; es de la psique del ser humano y de su lugar en la mente de lo que estamos hablando, y esto nos abriga a cualquiera. Ya hemos visto que el intelecto es menguo para abrir la comprensión de la profundidad, él debe fragmentar la interrelacionalidad indivisa para comprender una parte muy pequeña de ella. Es cuando el cerebro, la conciencia, se da cuenta de esta limitación, lo percibe como el hecho real que es, que surge la pregunta ¿existe entonces alguna cualidad del cerebro que le permita sintonizar con la totalidad? ¿Es posible que en él discurra la profunda inteligencia primigenia de la que la creacionalidad indecidida está surgiendo? ¿Quién o qué en el cerebro va a encontrar la respuesta a esto? Porque el intelecto ya se ha quedado quieto, al ver la conciencia que él no puede entrar en ese campo más vasto y sin limitación de tiempo y espacio que es la sensibilidad. En este momento el cerebro se abre al silencio, pues sin esta cualidad que sólo acontece cuando el pasado de cualquier tipo no esta restimulándose, no puede "advenir" respuesta alguna. Esto es de lo más curioso, sorprendente, pero en última instancia esclarecedor y significativo, es del silencio que el discernimiento brota. Comprendemos en un acto de discernimiento, el cual se produce en el silencio, aunque hayamos sido inconscientes de este silencio. Una cosa es darse cuenta de algo cuando ha acontecido, que el cerebro lo ha registrado y entonces se da

Pedagogía de la Libertad por Jiddu Krishnamurti Visitar Libro Online

cuenta de ese registro. Y otra muy diferente, que es a la que no hemos atendido, la conciencia en el propio momento vivo en el que el discernimiento está teniendo lugar. No existe discernimiento en el pasado o en el futuro, este acto es un movimiento vivo que únicamente puede ocurrir en el ahora. Es el discernimiento lo que ha de despertar la educalia trascendental que apuntamos.

Cuando atendemos a la totalidad no hay parte. Enfocar lo particular nos sirve para cuestiones prácticas, pero en el descubrimiento propio lo particular es un impedimento para comprender nada. La totalidad es inmensidad incapturable, y este sentimiento debe discurrir en el cerebro-organismo al tiempo que atiende al silencio. Éste acto libera al cerebro del miedo, pues ahí no debe ocultarse nada, y no habiendo ocultación no hay miedo ninguno. Es en un cerebro sin miedo que la conciencia y la inteligencia se revelan como profundas cualidades que no tienen nada que ver, no tienen relación ninguna, con lo que de ellas ahora creemos. En este punto siempre surge la misma pregunta ¿tanta filigrana creacional para crear un ser que vive atrapado en la angustia, y todavía peor, que la remodela y la justifica para imaginar disimulándola que se siente mejor y libre de ella? Es cuando el cerebro se da cuenta de que esta incapturabilidad creacional es el "hogar", cuando tiene la oportunidad de que en él discurra la inteligencia natural y el discernimiento. Todo lo demás en la vida cotidiana, se sitúa en segundo termino sosteniéndose en esa percepción profunda de que el sentido de la creación es el flujo, el hecho de caminar, ni el camino ni lo caminado son relevantes. Véase como un cerebro sintonizado de tal manera con el ahora, es lo que requiere la educalia trascendental que los niños y jóvenes deben despertar en y a través de sí mismos, y de ahí conjuntamente, compartiendo el descubrimiento de lo nuevo. Es tan sencillo como ver que mientras lo viejo no se disuelva lo nuevo no tiene oportunidad de emerger. Si verdaderamente queremos un nuevo mundo, que deje definitivamente atrás todo el aquelarre físico y psicológico que ahora nos domina, es nuestra responsabilidad disolver, curar, el espejismo de centricidad que mantenemos en el flujo vivo.

El espejismo de centricidad es un bucle de auto-reestimulación que proyecta un centro, el cual sitúa a la psique en el error perceptivo produciéndose la confusión, resultando de ello, que la psique queda inconsciente de la inmensidad de donde en realidad ella está surgiendo y aconteciendo.

Lo nuevo se hace viejo cuando ha sido pensado. Y lo pensado no fluye como lo vivo pues está retenido y quieto. Todavía somos pocos los que comenzamos a darnos cuenta de que la fijación del ego-céntrico es un espejismo, una proyección en la mente que proviene de lo retenido, y que es la esencia de la enfermedad que nos aqueja conjuntamente. La llama de lo nuevo está en cada uno, y es desde cada uno que la "unisonidad" puede acontecer para el completo planeta. La funcionalidad de la organización cotidiana, no puede interferir en la esencia más profunda y relevante que es estar aprendiendo en el ahora, pues por muchos planes y programas, si éstos no han sido proyectados en un acto de "dilucidación discernida", lo único que de ellos resultará al aplicarlos son una larga ristra de dificultades y problemas para que precisamente el acto vivo sea un acto de libertad y discernimiento, siempre en el flujo de lo nuevo discurriendo en una mente sin miedo y por ello con absoluta confianza, no de llegar a algo, sino de la completa conciencia de que lo que se está haciendo, lo que está aconteciendo en el ahora vivo, es auténticamente bueno, para todos, pero

JIDDU KRISHNAMURTI en la UNESCO 2001 por Meenakshi Tapan Visitar Documento Online

sobre todo bueno en sí mismo. Esta llama de luz interna, implica una revolución psicológica, como Krishnamurti señalaba, pues de encontrarse ahora el cerebro, la psique, cuadriculada por la jerarquía psíquica, la separación que el ego-céntrico proyecta, éste debe disolverse hasta el punto que al no existir centro alguno, la percepción entonces lo es de la totalidad, y desde esa totalidad, como se hace evidente, la percepción y la conciencia se abren a una nueva y desconocida dimensión que hay que descubrir a cada paso. Es el vivir, que es el flujo, el "caminar", lo que tiene relevancia, y es en la única acción donde puede acontecer la "educalia trascendental" que nos esté "preparando" a cada uno en el acto de vivir al propio acto de vivir abriéndose siempre a lo nuevo. Lo que es bueno en el acto vivo no puede ser manipulado, ha de ser completamente "visto y sentido" y dejarlo fluir libremente permitiendo que por sí sólo se expanda y vaya impregnando la mente. Esto es lo que verdaderamente se puede expandir como una onda de luz en la mente, y desde ahí henchir nuestros corazones con la profunda alegría del vivir que hay implícita en la propia creación y que de ninguna manera es resultado de decisión propia alguna. Un acto de participación sin centro, donde existe el descubrimiento inmanente compartido. Es la inteligencia del flujo creacional que nos corresponde a los seres humanos como tales pero que no hemos descubierto de forma definitiva y extendida. Se ha dado en ciertos casos, y está aconteciendo emergiendo a través de lagunas que "pacientemente" procuran abrirse paso entre la confusión, "la maleza", para ir reuniéndose todas ellas hasta llegar a convertirse en un océano completo revelando la unisonidad implícita en la totalidad, cubriendo la mente completa. Y esto es lo crucial de este nuevo "profesorado" que aquí esbozamos intuitivamente. Cada ser humano es el profesor y el discípulo de y en sí mismo, y todos podemos aprender de todos cuando compartimos el acto vivo, que es compartirnos a nosotros mismos con los otros. Y de relevancia supina, hacerlo como verdaderos amigos. Sin descubrir esto, lo que es ser amigos, nunca haremos algo juntos. Precisamente lo único que nos puede sacar definitivamente del filo del precipicio y del espeluznante riesgo de caer en lo irreversible en el que nos encontramos. Hacer las cosas juntos de manera unísona en la sintonía de la mente.