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¿Mente
Factual?
La
mente factual se alimenta de hechos, la mente psicológica
se alimenta de ilusión. Las consideraciones que siguen
se despliegan en base a este hecho irrefutable, aunque tal vez
algo complejo de comprender inicialmente, puesto que el condicionamiento
formado y cultivado por múltiples generaciones, se resiste
a ver lo nuevo que puede acabar con él. Mas si hay una
verdadera intención para el despertar, la captación
de ello se produce como un rayo, desapareciendo cualquier oposición
a la verdad.
Premisa
A:
Los
seres humanos vivimos en el conflicto y la confusión.
Esto es un hecho innegable, aún cuando
muchos aceptan que la confusión con todo el conflicto
que la acompaña, sea lo natural y no exista otra forma,
otro sentido, a nuestro vivir. De ahí que pretendamos
ordenar la confusión y el conflicto, cuando éstos
jamás podrán ser orden. Lo único que se
puede hacer con el desorden es comprenderlo, y esa misma comprensión
es lo que lo disuelve de forma que el desorden ya no opera.
Y si pretendemos organizar el desorden, siempre será
a expensas de ejercer la opresión y el miedo, que es
continuar viviendo en el desorden, en el conflicto y la confusión.
Consecuente
de la premisa A:
Es
preciso que los seres humanos comprendamos en qué consiste
el estado de confusión y conflicto que ahora nos embarga.
No listaremos todos los males que nos aquejan,
ya que se hacen obvios por sí mismos simplemente observando
el estado del mundo a causa del comportamiento humano, de nuestro
comportamiento interno, que es un torbellino que se expande
a lo colectivo; el comportamiento de cualquier ser humano, de
todo ser humano, que es precisamente de donde nacen todos nuestros
males. Pero sí subrayaremos el hecho de que la confusión
y el conflicto se aceptan como naturales e insuperables, cultivando
en el subconsciente la paranoia de la auto-destrucción,
y aparentando con todo ello que vivimos en el orden, centrados
en la lucha por la auto-realización con la que pretendemos
ocultar y disimular la confusión y el conflicto. Jamás
planteamos que la confusión y el conflicto pueden ser
disueltos, comprendidos. Precisamente el único trabajo
del que somos completamente responsables por realizar como seres
humanos. Cada uno de nosotros. Damos por imposible que podamos
el completo ser humano abrazarnos en la inteligencia, y nos
esforzamos individualmente luchando por nuestra
propia y particular felicidad al margen del mundo. Es preciso
desvelar en su totalidad esta contradicción sin sentido
y la raíz de donde surge.
Premisa
B:
La
mente es el todo, la completa creación(*), y el pensamiento
es sólo una parte de la eterna completitud
de la creación.
El pensamiento siempre es una pequeña
retícula de registros, con mayor o menor extensión;
puede ser muy amplio, pero siempre es limitado. Está
sujeto a unas premisas, que lo generan, y a unos consecuentes
que el pensamiento devuelve una vez articulado. El pensamiento
es una mera función. Considera las premisas en una acción
de recobrar registros, las coordina y evalúa en base
a unos modelos previamente construidos, registros, y devuelve
un significado o sentido. Este significado o sentido puede ser un nuevo registro resultante,
entonces con su limitación implícita, o puede ser una captación directa del significado o sentido, pero
entonces más allá del pensamiento., así
quien capta el significado o sentido es el completo ser sin limitación ninguna. A su
vez el significado o sentido puede ser verdadero o falso, lo
que conlleva una necesidad vital de que la comprensión
sea nítida, inequívoca, y ésta sólo
puede surgir cuando no hay interés propio. El pensamiento
es un mero nexo de unión entre registros a distintos
niveles neurofisiológicos.
(*) Decir completa creación
es una redundancia, puesto que la creación siempre
es completa, jamás parcial, como sí lo es el pensamiento.
Y decir siempre es otra redundancia, puesto que
la creación es eterna. Nada se escapa de la
creación.
Consecuente
de la premisa B:
No
podemos cuestionar la creación pues el misterio es su
base, pero el pensamiento debe ser dilucidado ya que es lo que
ahora nos oculta la creación.
La creación brota del misterio, que ningún pensamiento puede comprender, y esforzarse por captarlo es alejarse de él. Sólo podemos comprender cómo el pensamiento bloquea, interrumpe, el fluìdo del ser, que es el que brota del misterio. Y el pensamiento sólo se mueve entre las premisas y los consecuentes, y la pretensión de trascenderlos, que es lo mismo que intentar trascenderse a sí mismo, pues las premisas y los consecuentes son lo que crean al sí mismo, lo ùnico que hace es reafirmar al sì mismo. Las premisas son lo recibido, y los consecuentes
son la repuesta del pensamiento a esas premisas. El pensamiento
es memoria articulada. Sin registros, almacenamiento de información
que llamamos el pasado, no existiría el pensamiento.
El pensamiento es memoria, recuperación de registros
organizados en base a una determinada estructura, las premisas,
que producen una proyección al ser articuladas por el
mismo pensamiento, los consecuentes. Ése es su ciclo:
toma registros y los evalúa creando unos nuevos registros
que es lo que devuelve. El pensamiento siempre se mueve en el
campo de la memoria y siempre en un determinado contexto que
lo delimita. El registro es lo parcial que nunca puede abrigar
a lo total, que es el flujo del ahora donde completamente todo
se mueve. El registro es algo fijo y limitado, así mismo
lo es todo pensamiento que surge de él.
Premisa
C:
Ahora,
la vida del ser humano está circunscrita al pensamiento,
excluyendo la creación que lo abriga, impidiendo ver
lo que hay más allá de su perímetro.
Viendo este hecho en su totalidad, la limitación
del pensamiento, y así su poca fiabilidad para comprender;
vive atrapado en la limitación del miedo y su ignorancia,
cuando la verdad siempre es total sin limitación ninguna,
se hace imprescindible despertar a un nuevo mirar, a un nuevo
escuchar, que jamás sean conocidos para que el descubrimiento
pueda brotar de continuo sin resistencia, abriendo la puerta
a la captación del flujo creacional, que es lo que ahora
no se percibe. Ello implica comprender cómo está
funcionando el pensamiento para usurpar la captación
y la comprensión natural del ser en relación con
la creación. El auténtico ser, que es un estado
de flujo en el ahora
Consecuente
de la premisa C:
El
pensamiento ha de ser desmenuzado, visto claramente en su movimiento,
para comprender cómo y por qué está produciendo
confusión y conflicto.
El pensamiento, que es un movimiento en
el interior del cerebro, puede ser observado a partir de dos
flujos que se diferencian por los efectos que cada uno desprende.
Llamémosles por conveniencia pensamiento factual y pensamiento
psicológico, mas sin ser una estricta división
pues ambos son pensamiento y se mueven en un único flujo,
pero a partir de esta distinción observemos su acción,
su comportamiento y los efectos que producen en la relación,
(relación a cualquier nivel), y denotemos de cual de
ellos surgen el conflicto y la confusión.
Premisa
D:
El
pensamiento factual se alimenta de hechos, y el pensamiento
psicológico se alimenta de ilusión.
El pensamiento factual, es el que está
relacionado con hechos, relacionado con la verdad, con el pensamiento
científico, que aporta certidumbre, veracidad, acerca
de la creación. Se basa en registros concordantes con
el flujo creacional del ahora. Esta forma de pensamiento nunca
surge al consciente a no ser que se lo necesite, y muy rara
vez produce dolencias en la psique, pues más bien contribuye
a su claridad, aunque por sí solo no es suficiente para
producirla.
El
pensamiento psicológico, que es registro de sentimiento
y emoción llevados a la creencia, que se acumula en base
a la denominación de yo, se alimenta exclusivamente
de registros que han perdido toda su relación con el
flujo vivo, de ahí que sean una ilusión, pues
ya no tienen concordancia con el ahora. El pensamiento psicológico
pretende enquistar la psique en una determinada
forma, cuando el estado natural de ella es fluir sin impregnarse
con los registros que el ahora produce como pasado.
Consecuente
de la premisa D:
El
cerebro precisa darse cuenta de su movimiento interior, que
es el flujo de pensamiento factual y pensamiento psicológico.
La verdad, lo factual, no es ni bueno ni
malo, es lo que es, y como mucho, la claridad de ello sólo
puede traer alegría y paz a la mente. La verdad libera
pues la libertad es la esencia de la verdad. Pero el registro
psicológico, que es: me hirieron, qué
malo que fui, he de llegar a ser, etc. son
meros registros que en sí mismos son miedo y dolor, es
obvio que emulsionados con los registros de placer que siempre
se acompañan mutuamente, y lo único que pueden
aportar es conflicto y confusión, pues son la perpetua
contradicción del placer-dolor, ciclo a través
del cual el cerebro queda atrapado en un bucle de registros
y de ahí que la mente no puede ver.
Planteando
el descubrimiento
Siendo todo pensamiento limitado, que es
lo que se ha utilizado aquí para transmitir unos hechos,
pensamiento, la captación de ello ha de ir más
allá de las palabras y las imágenes mentales.
Es a partir de ahí que surge la comprensión y
el sentimiento de conexión y unicidad con y en la verdad.
El laboratorio de experimentación es uno mismo en su
completitud, cuerpo, mente y el completo universo que lo abraza
y lo crea.
Depurar
la mente significa revelar lo falso que ahora toma como sostén,
pues sólo desvaneciendo el velo de ilusión que
ahora la hipnotiza, tenemos acceso los seres humanos en toda
nuestra totalidad, a una trascendental y nueva forma de vivir,
que nos relaciona de manera total con la creación, y
de ahí con nosotros mismos y con la completa humanidad.
De hecho, con la mente en la total libertad, la mente es creación.
Dejando en la nada el calvario que ahora hacemos del vivir del
que nadie se puede desentender.
Esta
compleja pero apasionante dilucidación, sobre todo necesaria
e imprescindible, la comprensión de uno mismo y de la
creación, el ser humano que somos la humanidad, es lo
que proponemos desde este espacio que hemos bautizado con el
nombre de mente factual. Investigar y descubrir, y con ello,
desmantelar la fatamorgana mental que nos embarga, despertando
a la creación.
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