El Mirlo
CONCIENCIA
Artículo 2 de 8
Contradicción, la trampa de la dualidad.
¿Contradicción y conciencia?
¿Qué es la conciencia? ¿A qué nos referimos cuando decimos "ser conscientes"'? ¿Somos ahora conscientes? Indudablemente, sabemos de los problemas ecológicos que ahora afectan a la salud y la enfermedad de la biosfera y todos sus ecosistemas. Son muchos los indicios en la naturaleza que están dando noción de sus quejas. Las diferentes especies son bioindicadores que lo están poniendo de relieve. Y la verdad, es que aunque sí podemos trazar cierto cuadro de posibilidades, no sabemos bien por dónde discurrirán las cosas en este sentido tan fundamental e importante para la especie humana, así como para el resto de vida en el planeta, claro. No sabemos si se desbordarán los acontecimientos y por dónde y en qué sentido lo harán. Pero obsérvese, somos descuidados. Primero ponemos en marcha alguna cosa, "inconscientes" de qué ocurrirá con el tiempo y cómo afectará eso que hacemos. Para cuando nos damos cuenta, los problemas de haber hecho algo de manera inconsciente, se nos tiran encima. Ocurre con el río, con el mar, con la tierra. Las estaciones naturales, el verano y el invierno, se están desplazando, si es que no han desaparecido la primavera y el otoño. Aniquilamos una jungla, un "diamante" de la vida, y arrasada así la tierra, la llenamos de coliflores o de alcachofas. Decimos para sobrevivir y reproducirnos, pero la superpoblación humana se está congestionando cada vez a nivel más alarmante. Hasta cierto punto la tecnología nos brinda ciertas comodidades, pero en otros aspectos nos trae un buen montón de problemas. Prestamos atención a lo que nos reconforta y nos proporciona placer y reafirmación propia. Aquello que nos molesta o nos despierta dolor, procuramos verlo lo menos posible. ¿Puede ser la conciencia algo parcial, ver sólo una parte? Si uno lo observa, en los periódicos, en la televisión y en la radio, se hace curioso que cuando llegamos al ajo de la cuestión que nos está haciendo vivir en la contradicción, generalmente, la respuesta es un levantamiento de hombros, como queriendo decir, "¡Uf, ves a saber cuál es la respuesta!", y seguidamente, ¿qué partido de fútbol podremos ver hoy? Es muy difícil salirse de la rueda dentada, pues significa quedarse solo. Y la mayoría lloran la soledad pues nunca la han comprendido. Aún el animal, un orangután por ejemplo, cuando es adulto, se retira a vivir sólo, únicamente buscando a la hembra cuando está en celo. Más todavía, el elefante, otro ejemplo, cuando sabe que va a morir abandona al grupo, y se retira solo a su lecho de muerte. Pero nosotros vivimos asustados, aunque nos parezca que este temor y miedo que nos persigue, podemos disimularlo y vivir como si él no existiera. Las trágicas transformaciones que se están produciendo en el planeta y en la vida a causa de nuestro comportamiento, parece hacerse obvio que podemos pasarlas por alto, en aras de nuestro proyecto particular de realización del ego-céntrico, que es lo que nos impulsa en la vida. Ya se encargarán los organizadores de enderezar los errores que cometemos, "yo" puedo centrarme en mis propios logros. Pero el dirigente político, o el empresario, en realidad, está impulsado por el premio de sus propios logros, ya que si no consigue sus metas se desentiende de su proyecto dejándolo de lado. La contradicción en la que vivimos, surge de nuestro cerebro, no nos viene de fuera. Y esta contradicción en su base es sentirse separado en un universo en el que nada lo está. La ignorancia que todavía nos anida. ¿Podemos plantearnos lo que es la conciencia mientras sea la contradicción, lo falso, lo que discurre en nuestro cerebro?
RICO PAR (Diciembre 4, 2009)
Cerebro-organismo; sensación y sentimiento.
Eduard Punset
Según Antonio Damasio, para tener sentimientos es necesario tener un sistema nervioso no dañado, con capacidad para proyectar en imágenes las emociones. Y, sobre todo, el sujeto tiene que ser consciente de sí mismo. «Sí… sospecho que nuestros sentimientos, especialmente los sentimientos más simples, los que son fruto de emociones del entorno, suponen casi el principio de la conciencia. En cierto modo, no se puede tener un sentimiento propiamente dicho sin conciencia, pero no creo que se pueda tener conciencia sin sentimientos».
Antonio Damasio admite que esta teoría se asemeja bastante al problema del huevo y la gallina: ¿podemos tener conciencia de nosotros mismos sin sentimientos? ¿Y podemos tener sentimientos sin conciencia del yo? No. Conciencia y sentimientos configuran una espiral en la que la una configura a los otros y viceversa. En cualquier caso, siempre hay un principio: la emoción, que hace saltar los resortes fisiológicos y mentales del ser humano. Si no sintiéramos esos cambios en nuestro organismo, el cerebro no podría saber qué ocurre y no podría existir conciencia de uno mismo. «La conciencia está íntimamente vinculada a esta sensación inicial de uno mismo, y para tener sensación de uno mismo es necesario sentir tu propio organismo y lo que cambia en él».
Del Capítulo VIII, Educación emocional, epígrafe: Proceso emocional. Del libro El alma está en el cerebro, Eduard Punset. Diseño de cubierta: Rudesindo de la Fuente.
© Santillana Ediciones Generales, S.L. (sexta edición) 2007.
"Intelectualizando"
El transformador del hecho
Existe "el hecho", el cual no tiene cualidad bueno-malo. En la naturaleza el orden surge del caos, y ninguno de los dos, ni caos ni orden que coexisten en cierta medida complementaria en todas las cosas, tienen la cualidad de bueno-malo. El hecho lo recreamos en el cerebro a través de reunir las señales absorbidas por los sentidos. Es entonces cuando el intelecto, entrenado a tomar control de la asimilación que el cerebro hace del mundo, polariza la actividad que observa en lo natural, adhiriéndole la cualidad bueno-malo en función de "sus intereses". El intelecto dualiza la naturaleza cualitativamente, cuando ella no está sujeta a las cualidades bueno o malo. Como al mismo tiempo, el intelecto también ha interferido en el nodo-anímico, reteniendo en la memoria los impactos emocionales de los que él no puede eludirse, surge el juicio, lo bueno-malo que se extiende a través del pensamiento en aquello que el nodo-anímico siente como placer-dolor, coaccionando a los sentidos a esa valoración abstracta. El placer es bueno y el dolor es malo. Memoria, intelecto y pensamiento han caído en la trampa de controlar lo emocional siempre cambiante y transitorio del nodo-anímico, proyectado en un ego-céntrico "fijo", atrapado a la dualidad bueno-malo.

"La bestia más cruel que puebla la tierra"
Canción "Animales de laboratorio" del grupo "Ska-p"-
¿Desde qué perspectivas miramos las cosas? ¿No se hace evidente que el ego-céntrico anidado en el cerebro es la causa de todos los males? El vídeo-clip adjunto, muestra la espeluznante crueldad, eso sí, justificada de mil maneras, que los humanos "gastamos". ¿Nos podemos plantear la cuestión de la conciencia desde un cerebro que ignora sus propias "taras"? Porque nadie quiere la crueldad para sí mismo, sin embargo, mientras que ocurra "fuera de mi casa", puedo desentenderme de ella. Esta es nuestra actitud frente al descalabro. Incluso más, pues para muchos esta crueldad no es perniciosa en ningún sentido. He ahí nuestra abrumadora contradicción inconsciente.
Puede el lector si quiere, prescindir de pasar el mal trago de visualizar este enlace, pues el dolor que se experimenta al verlo es considerable. Mas a nosotros aquí no nos toca más remedio que insistir en ello, aunque pareciera que damos vueltas y vueltas alrededor de la misma cosa. Pero obsérvese este hecho: no querer ver el auténtico estado de nuestra mente y nuestra acción conjunta, sí que es en verdad un "bucle-candado" del que ahora pareciera nos fuera imposible desprendernos. Nosotros estamos señalando que la mente del ser humano puede despertar de sus tinieblas, pero requiere que el ser humano, uno mismo, verdaderamente vea la imperiosa necesidad que tenemos de hacerlo, y lo haga por sí mismo, sin esperar a que sean los otros los que comiencen a hacerlo. Porque… ¿de qué conciencia estamos hablando si atendemos a nuestro desquiciado estado de maltrato y asesinato no sólo con los animales, sino también entre nosotros?
RICO PAR (Diciembre 4, 2009)
Cuando los opuestos se anulan
La contradicción:
Si el ser humano somos contradictorios por naturaleza, como ahora se promulga y se da por hecho de forma inevitable e irreversible, entonces significa que la propia naturaleza en esencia es contradictoria, pues nosotros los seres humanos somos resultado directo de ella. Si la naturaleza es contradictoria, entonces, la propia fuente creacional incognoscible de la que la naturaleza se encuentra surgiendo, debe también serlo, y provenir de ahí la contradicción del ser humano. ¿No se hace lógico este seguimiento asociativo? ¿A qué denominamos contradicción? ¿Qué significa algo que es contradictorio? ¿Y qué es aquello que en esencia es algo contradictorio? ¿Por qué nos empeñamos en aseverar y sostenernos en que la esencia del ser humano, de todos nosotros, la humanidad, es la contradicción?
¿Es la naturaleza contradicción?
La contradicción son dos energías inseparables pero opuestas, que cada una pugnan por prevalecer sobre la otra pero jamás dejan de encontrarse en esa pretendida superposición mutua que persiguen. Son dos energías que se contradicen entre ellas, y ese mismo hecho las hace a ambas dudosas, cojeando por falta de certidumbre. A este estado también se le denomina "paradoja". ¿Es una paradoja la naturaleza? ¿Se encuentra ella en estado contradictorio? Cuando la observamos atentamente, sin los filtros de nuestras ilusiones imaginadas, lo que vemos es un inmensurable y magnífico orden en el que la creatividad abruma por su extraordinaria incapturabilidad. Y si "sabemos ser" inocentes en nuestra atención con ella, su sin igual belleza puede embriagarnos haciéndonos despertar su incalificable gozo.
En la inocencia no hay contradicción
Cualquiera, sino de adulto, porque ya ha quedado muy comprimido y congestionado a causa de los muchos años haciendo funcionar el cerebro dentro del patrón de la tradición y la herencia irremisiblemente aceptadas, todavía así, puede tener a pesar de ello, un cierto atisbo, si aún su sentir psicofisiológico es capaz de recuperar aquel nivel de sintonía creacional que vivenciaba cuando era niño. Y si bien sabemos que el recuerdo no es la verdad auténtica, tal vez del intento todo el sistema neurofisiológico sí pudiera activar esa forma de interrelación que es esa comunión inocente. De esta manera, llevada la mente por sí misma a un estado de observación y descubrimiento, podríamos preguntarnos ¿es posible sentir a la naturaleza contradictoria? ¿No será que nuestro estado contradictorio es algo que tiene que ver muy poco, sino nada, con ella? ¿Y que más bien se trata de una negligencia nuestra, porque somos perezosos, porque básicamente hemos sido adiestrados, entrenados a asumir como propia la herencia psíquica y cultural que venimos transmitiéndonos desde no se sabe cuando, y es más fácil no cuestionarse nada y seguir la partitura, que zambullirse en el océano de la duda y el descubrimiento?
Autoengaño en la contradicción
Decir que somos contradictorios en esencia, significa decir que siempre haremos las cosas lo mal que las hacemos. Así, cualquiera de las cosas que hacemos pretendiendo ordenar el mundo y nuestra vida cotidiana para deshacernos de las cosas que hacemos mal y nos tienen sufriendo la vida, todas ellas son una falacia, pues de algo que en su esencia es contradictorio, como es evidente e inevitable, no puede surgir algo coherente, sin contradicción ninguna. La coherencia proviene de la inteligencia, y la contradicción de la ignorancia. El ser humano no cambiaremos nunca si en nuestra esencia somos contradictorios; pero esto no queremos ni verlo. Esta sencilla pero descomunal verdad, podemos dejarla de lado, traspapelada, oculta, al tiempo que presumimos que hacemos muy bien las cosas, o como mínimo, conformándonos con que las hacemos lo mejor que podemos, que entonces, de nuevo como es obvio, lo mejor que podemos es hacerlas de forma contradictoria, pues es lo que en la base decimos que somos.
Ocultando la contradicción
Y así, desde luego, con esta ocultación enredamos todavía más la dolorosa encrucijada mental de contradicción en la que vamos sumiéndonos a medida que nos empeñamos en defender la contradicción como irreversible. Ya que entonces, el torrente de justificación que precisamos para asumir la contradicción en nuestra psique, ha de valerse de auténticas cabriolas mentales procedentes de nuestras afecciones anímicas, ilusión psicofisiológica, en lugar de estar basadas en los hechos que a duras penas percibimos puesto que todo el empeño está en camuflarlos. De esta manera tanto la acción de ocultación, como el objeto de ella, la contradicción, adoptando el cerebro en su pensamiento, la actitud de que eso no existe en la base, cuando de hecho en realidad lo está tomando como la base, (se autodenomina "contradictorio" en esencia), de este comportamiento no cabe esperar más que sus actos sean verdaderamente contradictorios, productores de conflicto y desorden.
Buscando la felicidad en la contradicción
Estratagema que simplemente significa un movimiento de huida. Nos da pavor encarar la cuestión de si la contradicción es irreversible. Si podemos ir más allá de ella. Y nos resulta muchísimo más cómodo, (negligencia), aceptar que la contradicción es inevitable, que es lo que se nos ha enseñado concienzudamente. Es aceptar que nuestro estado, la contradicción, será algo que ocurrirá siempre mientras existamos, lo cual implica que el ser humano siempre haremos esta vida de lucha y desasosiego. Pero… entonces… ¿podemos considerar que el sentido de la vida sea la felicidad completa? Ahora así lo creemos, y nos devaneamos de mil maneras para perseguirla, al menos lo que creemos que ella, la felicidad significa. Sin embargo… ¿podemos encontrarla, en caso de estar en lo cierto de lo que ella es, discurriendo en un estado de contradicción en la base de la mente? Y… ¿puede uno encontrar algún significado profundo si no se cuestiona este peliagudo pero en el fondo infantil asunto de la contradicción y el estado contradictorio?
¿Comprensión en un estado contradictorio?
Y no se crea cualquiera que uno puede escamotearse más allá de esta contradicción que nos embarga, porque tiene mucho dinero, está arriba en lo más alto en la cadena de la jerarquía psíquica, es adorado, etc., o porque se ha apartado del mundo y ha encontrado un equilibrio que únicamente a él le sirve, o porque su sapiencia del universo físico es muy grande, o por cualquier justificación que le impida descorrer la cortina de la verdad palpitante. En definitiva, aceptando la jerarquía psíquica desde cualquier nivel. Pues es precisamente este potencial en la grandeza o en la pequeñez, en lo parcial de ser un trozo de una rueda dentada, en la medida, lo que en sí mismo es la contradicción, y a su vez es la misma cosa que está justificando el estado contradictorio. La contradicción se devanea por justificarse a sí misma. Esto, en sí mismo, es una contradicción en esencia. O sea, un estado del cerebro y la mente paradójico, que pretende y presume poder conseguirlo, comprender la contradicción siendo contradictorio, y lo lleva más allá, comprender el estado primigenio de esta bullente creación que somos el universo completo, continuando siendo contradictorio.
Ahora, cultivamos la contradicción.
Los seres humanos vivimos en la contradicción, es un hecho patente desde muchas perspectivas, pero atendiendo sencillamente a la jerarquía psíquica que mantenemos, se hace por sí mismo evidente. Vivimos en ella, en la egolatría, que siendo una mera ilusión es lo que nos convierte en contradictorios, pero ella no es nuestra esencia. Las sombras únicamente son la esencia de las sombras. Una sombra no puede ser esencia de ninguna otra cosa. Aceptamos la contradicción porque es lo que todos hacen, puro mimetismo, aunque pareciera que al heredarlo en una posición socioeconómica, cuanto más alta mejor, esa ventaja de la comodidad y el placer material sobre la carencia de los otros, menguara el estado de contradicción en uno, sin embargo, lo que esta actitud produce es mayor dolor, interno, por ignorancia, y externo expandiéndose a la completa sociedad a través de las relaciones más cercanas, y alejándose como una onda hacia las más lejanas. Sea uno muy alto en el escalafón, o muy bajo entre los desprotegidos, o cualquiera de los múltiples escalafones que entre esos dos extremos hay, tanto unos como otros heredamos algo que nos viene dado, (aceptándolo no hacemos nada nuevo, original), la egolatría con su jerarquía psíquica, aunque subiendo en la escalada hacia lo más alto presumimos orgullosamente creyendo que nos alejamos de la ignorancia que eso significa.
Realización en la contradicción
Como en realidad la contradicción, la jerarquía psíquica, se acepta abrumadoramente por una gran mayoría, esa ilusión de la psique es la que predomina en el ser humano. Nunca nos preguntamos que seguramente estamos equivocados, y el no hacerlo es un acto de soberbia, frente a uno mismo, frente a los demás y frente a la creación. Pero especialmente, es un acto de ignorancia. Como damos por hecho que es así, que la egolatría con su jerarquía psíquica es lo que la naturaleza misma ha hecho de nosotros, así nunca nos planteamos lo que es una mente sin contradicción. Aceptamos que la creación es mero sufrimiento y muerte final sin ocasión ninguna de descubrir lo que es la contradicción y si podemos desembarazarnos de ella. Muy grande debe ser el engaño que uno se hace a sí mismo, cuando sin descubrir realmente a fondo y de verdad todo el sentido y significado que tiene ahora vivir en la contradicción, con su lucha, esfuerzo, dolor y muerte final sin aparente sentido, pretende a la par sentirse feliz y realizado en la vida.
Se hace obvio, que sin haber aclarado todo esto en uno mismo por uno mismo, que aquí hemos esbozado acerca de la contradicción, no podemos plantearnos la cuestión de lo que es la conciencia, pues para indagar en tal cuestión no se puede llegar con una mente encadenada a la contradicción.
RICO PAR (19/06/09)
El pensamiento no es inteligencia
Jiddu Krishnamurti
Lo importante es considerar la vida no como un movimiento interno y externo, sino como una totalidad, un movimiento total e indiviso. Entonces la acción tiene un significado por completo diferente, porque no es parcial. Es la acción fragmentada o parcial la que se suma a la nube de desdicha. El bien no es lo opuesto del mal. El bien no tiene relación alguna con el mal, y uno no puede perseguir el bien. El bien florece sólo cuando no existe el sufrimiento.
¿Cómo podrá el hombre desenredarse a sí mismo de esta confusión, de esta violencia y este dolor? Ciertamente no mediante el ejercicio de la voluntad con todos sus factores, su determinación, su resistencia y su conflicto. La percepción y la comprensión de esto son inteligencia. Es esta inteligencia la que termina con todas las combinaciones de dolor, violencia y conflicto. Es como ver un peligro. Entonces hay una acción instantánea, no la acción de la voluntad, que es el producto del pensamiento. El pensamiento no es inteligencia. La inteligencia puede usar el pensamiento, pero cuando el pensamiento procura apoderarse de la inteligencia para sus propios usos, entonces se vuelve astuto, dañino, destructivo.
De modo que la inteligencia no es mía ni de nadie en particular. No pertenece al político, al maestro o al salvador. Esta inteligencia no es mensurable. Es realmente un estado de la nada.
Procedente del epígrafe "Inteligencia y acción instantánea ". Boletín 11 (KF), 1971,
del libro "Encuentro con la Vida" de J. Krishnamurti.
Traducción de Armando Clavier. EDHASA, 1993 - Barcelona.
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¿Hay un camino a la Verdad
por el Prof. P. Krishna

La Verdad en su Totalidad
por N. Sri Ram
¿Puede cambiar la humanidad?
por Jiddu Krishnamurti

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Imaginación;
en Acción o en ilusión.
Contradicción,
la trampa de la dualidad.
Conciencia, ¿sin
medida o fragmentada?
CONCIENCIA
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Espacio Descubrimiento y Dilucidación
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Espejismo de Centricidad - RICO PAR - 2008/09
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