El Mirlo
Cúmulo Psíquico
Artículo 4 de 6
Adolescencia, la gran transformación, II.
EL SEÑOR LISTÍN Y EL SEÑOR TONTÓN en sus CONVERSACIONES ELUCUBRATIVAS
El primer encuentro
En un lugar indiferenciado, quién sabe si se le podría describir como algún espacio–tiempo.
Graffiti urbano. Autor ¿? Foto: 2 de Enero, 2005.
Expresión gráfica de la impotencia de la adolescencia hirviente de libertad, en una sociedad que restringe y poda desde el mito y el interés propio el descubrimiento interior.
– Hola.
– Buenas.
– ¿Tengo el placer de conocerle?
– Creo que no, pero podemos presentarnos.
– Bien, como usted quiera, no tengo ningún inconveniente.
Extendiendo sus brazos acoplan sus manos en un vigoroso apretón, al tiempo que sus bocas dibujan unas abiertas sonrisas.
– ¿Cuál es su nombre?
– Mi nombre es Listín.
– Vaya, Sr. Listín, pues mi nombre es Tontón.
Listín: ¿Me toma usted el pelo?
Tontón: ¿Por qué cree usted que estaría haciéndolo?
L: Bueno, tanto en el colegio como en la universidad mi nombre era motivo de broma, que en ocasiones rayaba la burla, y ahora usted hace este juego de palabras.
T: Ya, le comprendo, he pasado por lo mismo, pero se lo digo en serio, mi nombre es Tontón.
Los dos hombres se miran con cierta extrañeza de haber coincidido en esa casualidad de rareza apelativa.
L: En aquel tiempo el sarcasmo era algo así como ¡mira que listín es Listín!, entre otras ocurrencias infantiles.
T: Sí, a mí me ocurría lo mismo, pero como usted puede imaginar, en mi caso al revés, ¡que tonto es Tontón! Ahora es la primera que recuerdo, pero habían más. De todas formas he de serle sincero, su nombre me sugiere más a un ¡listín telefónico!, por ejemplo.
L: ¡Ja! Míralo el simpático, y usted parece que esté llamando a una puerta, ¡ton–ton!
El Señor Tontón ríe ingenuamente, y con ánimo de continuar la broma contesta ondulando su voz:
T: Adelante…–, seguido de unas sonoras carcajadas pero inocentes al tiempo que es observado con aire de sorpresa por el Sr. Listín.
L: ¿Se burla usted de mí?
T: Perdone, pero es usted que está haciendo broma con mi nombre, y no tengo inconveniente en seguírsela, he aprendido a reírme de mí mismo, lo que me permite reírme de cualquiera sin llegar a ofenderle.
L: ¿Por qué debería uno reírse de sí mismo? Nunca he aceptado esa postura. –Responde el Sr. Listín asumiendo una actitud de orgullosa arrogancia.
T: Creo que si uno es capaz de reírse de sí mismo, tendrá menos motivos para apesadumbrarse si lo pasa mal.
L: No acabo de ver clara esa filosofía. El asunto es no reírse de nadie, ni de los demás ni de uno mismo.
T: Desde luego reírse de los demás es muy feo, pero ¿dónde está el problema en reírse de uno mismo? Más, si eso le lleva a uno a relajarse restando importancia a cualquier agrio asunto. (22/12/2005).
L: Ya desde la niñez, y más tarde al pasar por la adolescencia, harto como quedé de las tonterías con las bromas acerca de mi nombre, tomé la determinación de no reírme de nada ni de nadie. Es la mejor manera de no herir y de no ser herido.
Los dos hombres quedan pensativos, como perdidos en sus respectivos mundos interiores, seguramente elucubrando acerca de sus declaraciones. Al rato de un silencio respetado y compartido por ambos el Señor Tontón expresa con ánimo de continuar el diálogo:
T: Es curioso que aquella agresividad que había implícita en las burlas de la niñez, no haya desaparecido, y los críos de hoy en día continúen maltratándose con la dialéctica y con los actos.
L: Ciertamente, he de reconocer que en todo caso este tipo de cosas ha empeorado desde entonces, nada más hay que leer las noticias. ¿Acoso escolar, lo llaman?
T: Algo así, pero no es de extrañar, incluso cuando los adultos interpreten el problema como algo ajeno a ellos. Es sorprendente que lo señalen como un asunto que no tiene nada que ver con ellos, a excepción de que lo han de corregir de alguna manera, aplicando normativas.
L: No le entiendo bien, ya que los adultos lo que presuponen es que los niños van al colegio a aprender tanto conocimiento como educación, y que a partir de ambas cuestiones se tornarán personas afables y responsables.
T: ¡Qué lejos está usted de ver el auténtico calibre del asunto si siente de verdad lo que dice!
L: Eso es lo que se pretende en el colegio y con la enseñanza.
T: No lo pongo en duda, ¿pero no le parece a usted que la enseñanza, tanto a nivel intelectual como a nivel moral, es una consecuencia de como se comportan los adultos, comportamiento que refleja la sociedad que estos mismos adultos configuran?
L: Bueno, desde luego.
T: Pues esa agresividad, esa violencia, es heredada y de alguna manera insuflada en los niños sin oportunidad de que ellos puedan hacer algo al respecto hasta que tal vez ya es demasiado tarde, pues se han convertido en adultos, y de nuevo ¡repetidos!.
L: Si los padres fueran conscientes de ello las cosas serían diferentes.
T: La responsabilidad es de los padres, pero también de los profesores, y en un sentido muy hondo, de cualquier persona componente de la sociedad. (16/1/2006). Cualquier ser humano es responsable por la violencia que genera. (28/04/07).
Los dos hombres quedan de nuevo en silencio por un instante, atendiendo a lo que su conversación les mueve interiormente, trayendo el Señor Listín de nuevo el diálogo:
L: Es cierto que si la completa sociedad se encuentra basada en la comparación y en la competencia, en el mejor y en el peor, sea eso lo que los niños absorben y desarrollan más adelante como adultos.
T: Desde luego, esta es la esencia de la contradicción. Se les dice que han de ser buenos, condescendientes, amables con los demás, pero ellos lo que reciben es opresión, mandatos de cómo ellos se han de comportar que se contradicen con el comportamiento que perciben en los adultos. La incoherente contradicción es ocultada para no hacerle frente convirtiéndose así en incuestionable, y se pretende basar la coherencia en un modelo prediseñado de cómo debería ser el comportamiento.
L: Es cierto, el modelo imaginado por un lado y la ¡realidad de hecho! del comportamiento por el otro. Se les educa al auto–encierro, es verdad, y de hecho se espera de ellos que respondan tal como los adultos lo hacen, aunque éstos disimulen consigo mismos haciendo ver que no entienden cómo los niños se vuelven tan crueles. Claro que eso sucede pues los adultos no ven en sí mismos la crueldad que se manifiesta en la humanidad.
T: Es evidente que la crueldad de los niños es consecuencia de la crueldad de los adultos, nadie puede negar tal hecho. Lo extravagante del adulto es que mira el asunto como algo ajeno a sí mismo, cuando la crueldad que el niño aprende está surgiendo en primer lugar del adulto mismo. El adulto ve que el mundo es violento, mas él a sí mismo no se descubre el causante de la violencia.
L: Realmente parece consecuente que si la sociedad se mueve basada en relaciones de poder de unos sobre otros, esto es, que se practica la opresión y la utilización en muy variadas formas e intensidades, ello ya implica violencia, por muy educada que ella se adorne o por rebuscada que sea la justificación con la que se la disculpe. El grande y el pequeño, el triunfador y el perdedor, el elegido y el indigente, etc.
Graffiti urbano. Autor ¿? Foto: 6 de junio, 2009.
Expresión gráfica de la nostalgia adolescente.
T: La base de todo ello es la división. Aún cuando las personas crean encontrarse relacionadas en sus vidas cotidianas, porque hablan de determinadas cosas, o se ven involucradas en actividades conjuntas, o se encuentran sujetas a preestablecidas relaciones, etc. etc. en el fondo de sí mismos existe el sentimiento de separación con el resto. Es raro el ser humano contemporáneo que no lo experimente, y de hecho lo heredamos desde muy antiguo. Y el sentimiento se materializa en la relación humana a cualquier nivel u orden. Esta separación implica exclusión, lo cual, incluso lo sutil, significa un acto de violencia. Y lo peor es que ese sentir es tan real y a la vez está tan extendido por la mayoría de las culturas en el planeta, que es una de las raíces principales de la fuente de violencia en el mundo y en la vida cotidiana.
Los dos hombres, con un semblante serio pero sin tensión alguna, se miran para comprobar a través de sus ojos que están comprendiendo y compartiendo la misma realidad, la única verdad acerca de lo que hablan.
L: ¿Quiere usted decir que el sentimiento de separación es falso? ¿Qué es una invención?
T: Me parece que averiguar la respuesta a la pregunta que usted hace implica un sondeo interior de la psique, un sondeo realizado por uno mismo, puesto que uno mismo es el flujo de la psique.
L: ¡Vaya! Veo que esto puede complicarse, pues entiendo que averiguar por qué existe este sentimiento tan profundo de separación deba pasar por un estudio y observación de la psique, pero cuando usted se ha referido a ella como un flujo, aquí las cosas se complican, puesto que la psique generalmente se entiende como algo más bien fijo, a pesar de sus cambios, ¿no ha oído nunca usted decir:? ¡yo me conozco a mí mismo!, ¡sé cómo soy!.
T: Sí, desde luego, también he oído decir: ¡no sé quién soy!, ¡no me conozco a mí mismo!
L: Claro, claro; la cuestión de los opuestos y la dualidad, el ser y el no ser, que no sé si hablar de ello ahora nos aportaría luz a lo que intentamos descubrir.
T: Me parece que la dualidad con su cuestión de los opuestos viene algo más tarde, puesto que en primer lugar deberíamos esclarecer lo que es conocerse a sí mismo, ya que tal vez con ello desvelemos al mismo tiempo ese tremendo sentimiento de separación que heredamos y cultivamos.
L: Bien, entonces lo comprobaremos cuando lleguemos a ello. Ahora el punto si no me equivoco es: ¿Puede la psique, que es uno mismo, conocerse a sí misma? (28/04/07).
T: ¿Qué es conocer algo? ¿Tener un recuerdo de ello? ¿Qué es lo que conocemos, la forma, que se encuentra hasta cierto punto ¡fija!, o conocemos el flujo, que es lo que se está moviendo? Valga preguntarse, ¿conocemos cómo reaccionamos al flujo vivo a través de los recuerdos que tenemos de nosotros, o aprendemos, nos damos cuenta de cómo descubrimos la acción que está aconteciendo en el ahora sin interferencia del pasado? Porque fíjese usted Señor Listín, esa violencia que los niños y jóvenes aprenden de los adultos, se está de continuo reestimulando a causa de que el pasado la está alimentando, ¿ve usted esto? El pasado en forma de ego–céntrico.
L: Ciertamente, Señor Tontón, lo sorprendente es que esto tan sencillo no lo vean los adultos.
T: Verdaderamente, sorprendente. (7/07/09).
RICO PAR (fechas dentro texto)

Acerca de la Soledad Interior
Cuando se observa, todo son pistas.
Uno debe hacer caso a las pistas. Incluso las casualidades, abrigan curiosos significados. A fin de cuentas, si la interrelacionalidad es un continuo, ¿por qué no deberían tener sentido todos los flujos que se revelan e inciden en el ahora? Uno debe tener confianza en sí mismo, la confianza de "contar" con uno mismo. Confianza en su propia comprensión y percepción. Pero en eso se ha de llevar extremo cuidado, pues el "mí" y "lo mío", son muy tenaces procurando reticular a la psique. Es muy importante descubrir la soledad interna. Pero la soledad de la que hablamos, cosa que implica el sostenimiento de uno mismo en sí mismo, es una soledad en la que el centro se diluye y se abre la inmensidad, no aquella en la que el centro se fortalece de lo cual se cierra en sí mismo.
Encontrado en la máquina 1 de la biblioteca
Utilizando para algunos de estos apuntes la máquina 1 de la biblioteca, un documento de otro usuario persiste extrañamente en permanecer en el disco duro, esto cuando debería borrarse al apagarla en la hora de cierre, ya que el software está diseñado para que así ocurra, y quedar vacío el disco duro de documentos de los diferentes usuarios que la van utilizado durante el día. Hace cierto tiempo que en diferentes días me va sorprendiendo la aparición de este archivo de texto. Por fin hoy (27/abril/09), decido leerlo, entonces encuentro una aproximación al tema que me viene siguiendo en la cabeza, "la soledad de la adolescencia". No puedo dejar de comentarlo y apuntar a su enlace para que el lector tenga oportunidad de leerlo.
La lección de "estar solo".
Una de las "lecciones" imprescindibles para todo ser humano, pero que se torna muy significativa en la adolescencia y en la entrada a la juventud, es el "estar solo". Aunque en cualquier edad es imprescindible. Cuando se era niño, por lo general, si él podía corretear, aventurarse, indagar, en un espacio natural, esta soledad innata ya la vivenciaba en diferentes ocasiones. En una ciudad se le hizo mucho más difícil. Pero acostumbrado después a la educación masiva y la emergente necesidad de identificación con el grupo, esta vuelta al "estar solo", obviamente, más bien, se convirtió en una queja, en lugar de revelar su auténtico sentido, ser la propia fuente, aprender de uno mismo. Cuando esto ocurre, entonces la soledad se vive como una bendición de la vida, a raíz de lo cual, hay una oportunidad para descubrir lo que es ser verdaderos amigos. Bucear interiormente hasta los abismos inimaginables, está absolutamente relacionado con lo que es ser amigos. Ya que si uno no se conoce a sí mismo, ¿cómo de cualquier manera puede tener un atisbo del otro?
Bendita soledad madura
Esto es fundamental a toda edad, pero se hace muy necesario en la adolescencia; aprender a estar solo y descubrir del movimiento interno, es ahí donde uno realmente descubre y aprende, y cuando entonces no se buscan muletas externas ni afectivamente, ni para el descubrimiento, aunque éste también pueda discurrir en la relación con los otros. El adolescente, pero también el adulto, hemos de aprender que cuando hay dependencia no puede haber amor, y desde luego sí, mucho recriminamiento y exigencia. Ciertamente, únicamente pasando por esa aventura, la soledad incipiente "enriquecedora" internamente, (que no la soledad comparativa y doliente), donde hay alegría y atención a la inmensidad desconocida, (que no pena y abatimiento por estar solo y sin compañía), que no únicamente el adolescente, sino a cualquier edad en la que uno se encuentre, es en ella que se podrá descubrir una mente sin centro. Único estado del que surgen los auténticos significados que están fluyendo en el eterno ahora.
RICO PAR (04/08/09 - 06:18:02 p.m.)
Aclaratoria
En el momento de revisar este texto y colocar el enlace al autor del documento al que se hace referencia, nos encontramos con que ha sido borrado de la Web. Mencionaremos el titular "Travesía doble del Atlántico, en solitario a los 20 años", no así el nombre del autor, pues sus razones tendrá al haber eliminado de Internet ese texto suyo. Nosotros aquí lo mencionábamos y vinculábamos al mismo, pues el autor hablaba de la soledad en alta mar, y de otros aspectos del descubrimiento interior. (Nota: 1/1/2010).
Los problemas de la juventud
Krishnamurti. SAANEN, SUIZA, AGOSTO DE 1967.
La semillas de la serenidad
Krishnamurti: Yo no creo que puedan separarse los problemas de la juventud, los de la edad madura y los de la vejez; la juventud no tiene un problema especial. Puede parecer que sí porque recién los jóvenes están empezando sus vidas. O hacemos una confusión de nuestras vidas desde el principio mismo y así quedamos presos en un cenagal de problemas, incertidumbres, insatisfacciones y desesperación, o cuando somos jóvenes (y pienso que tal vez sea la única época) echamos los cimientos apropiados. No quiero decir que las personas mayores no puedan salirse completamente de la trampa en la que están presas, pero para los jóvenes parece mucho más fácil empezar a comprender qué cosa tan extraordinaria es la vida. La vida no es sólo sexo, fumar mariguana, tomar LSD, ir a la iglesia o adquirir nombradía en los negocios, ni es abandonar todo a la desesperación y llevar una vida licenciosa, bohemia, una clase de existencia incierta. Creo que hay algo mucho más importante en la vida, una cuestión mucho más profunda que requiere muchísima seriedad. Y solamente cuando uno es joven puede sembrar las semillas de la seriedad, que se abrirán y florecerán a medida que uno vaya viviendo. Pero para sembrar estas semillas de claridad, seriedad y recta conducta, son necesarias una cuidadosa observación y una atenta vigilancia.
…/…
La mente religiosa
No sé si ustedes han sentido profundamente qué implica esa palabra: "religiosa". Ciertamente, no es la religión de la creencia y la propaganda organizadas, de las iglesias, los sacerdotes, las ceremonias y los rituales. Eso no es religión. En mi sentir, la religión es algo del todo diferente. No tiene nada que ver con lo que el hombre ha inventado a causa del miedo. Eso que el hombre llama "religión", es algo que él ha buscado y aprisionado en la trampa de las religiones organizadas. Nosotros estamos hablando de la mente religiosa, que es muy difícil de explicar debido a las muchas cosas que abarca. Una mente religiosa implica, sin duda, un estado mental que no contiene ningún temor y, por ende, ningún sentido de seguridad en momento alguno; en una mente así no hay ninguna clase de creencia, sólo existe lo que es, lo que realmente es. Y en esa mente impera un estado de silencio no producido por el pensamiento, sino que ese silencio es el resultado natural de una percepción alerta y una atención muy intensas. Es el resultado de una meditación en la cual el meditador está por completo ausente, entonces, de ello surge un silencio en el que no existen ni el observador ni el observado. Y en ese silencio uno empieza a descubrir por sí mismo el origen y principio del pensamiento. Se da cuenta, entonces, de que el pensamiento es siempre viejo, y que, por consiguiente, jamás puede descubrir nada nuevo. Y, al descubrir todo esto a causa de ese silencio que es parte de la mente religiosa, uno conoce un estado de energía que no es la energía del conflicto ni es la energía engendrada por medio del esfuerzo, la ambición, la codicia y la envidia. Es una energía que no ha sido tocada por ninguna clase de conflicto. Todo eso, me parece, es el estado de la mente religiosa.
Sin dar con eso, pueden ustedes tomar LSD, tener innumerables visiones o experiencias, hallarse en un estado de sensibilidad intensificada o hipnotizarse a sí mismos mediante la repetición de diversos dogmas y credos; pero estas sensaciones no contienen esa calidad de la mente religiosa. Lo importante, pues, ya sea uno muy joven o muy viejo, es traer todo el proceso de la propia vida a un nivel diferente, a una dimensión diferente, ahora, en el presente, en este mismo instante.
● Foto superior izquierda: Jiddu Krishnamurti en 1910, a los 15 años.
Procede del libro Los Años de plenitud de Mary Lutyens, EDHASA 1984
● Fragmentos de texto: Krishnamurti, Encuentro Con La Vida Del Boletín 12 (KF), 1971-2 J.
Traducción de Armando Clavier, EDHASA, 1993 - Barcelona.
● Foto superior derecha: Cubierta del libro Encuentro con la Vida.

Libertad para el Descubrimiento
(Texto rescatado del año 2001).
El adolescente confundido
Es extremadamente difícil que cuando uno es adolescente mantenga maldad contenida en su interior, aunque tristemente en muchos casos a los niños se les educa a cultivar el odio nacido del miedo. La adolescencia es el momento cúspide en que el niño dejando de serlo toma consciencia de sí mismo,
Maravillosa adolescencia
Albert Casals i Serradó
RICO PAR: Albert es un chico que en el momento de escribir esto (1/1/2010) debe tener unos veinte años. Lo peculiar es su historia, pero más especialmente que es un sobresaliente ejemplo de amor y persistencia por y de la vida. Lo que se interrelaciona con esta página de manera muy significativa, es el hecho de su inclinación por viajar solo desde la edad de los catorce años, (adolescencia pura). Si esto ya en sí mismo es excepcional y muy poco corriente, hemos de añadirle la dificultad de su estado físico, que le ha obligado a depender de una silla de ruedas. Indudablemente hay en toda esta circunstancia de Albert y su respuesta a ella un gran mensaje de clamor por la vida. Los condicionantes con los que se ha encontrado por un lado, su actitud persistente por otro, y seguramente un apoyo y total contribución de sus padres para que pudiera acceder al descubrimiento de la soledad interior y al sostenimiento de uno mismo sobre sí mismo, precisamente en un período tan crucial como es la adolescencia, permitiéndole viajar teniendo como única compañera su silla y su cuaderno de notas. Y para culminar toda esta maravillosa "proeza" de vida, sólo hay que escuchar lo que dice para expresar su impulso y atracción por viajar:
Albert: «Supongo que cada viajero tiene una razón para serlo: los hay que viajan para desconectar, otros lo hacen para probar comidas exóticas, otros para ver monumentos y lugares interesantes, aunque otros para visitar un amigo o un pariente… En mi caso, viajo por la gente, por esto cada vez que alguien me pregunta por un viaje, de lo primero que le hablo es de las personas que he conocido. Porque en mi caso son las personas y no los paisajes, las que me dan una razón para salir de casa.»
¿Quién soy? Visitar versión traducida del catalán al castellano.
y en ese darse cuenta descubre la nada que es, el vacío que bulle en su interior, mas como se le está educando a ser alguien, de lo contrario siendo nadie quedará expoliado, separado, despreciado, todo el movimiento interior se centra en destruir el vacío y crear una entidad, configuración que se forma a partir de la comparación de uno con otro. Desde la nada interior puede surgir el amor, pero desde el ego tomando forma en el cerebro únicamente puede surgir la desidia después de pasar por distintos estados de confusión y turbulencia mental. La pura adolescencia, movimiento de exaltación de la vida, se convierte en una proyección de sueños para un futuro lejano y en muchas ocasiones irrealizable. En ese punto el joven ya ha asumido el miedo heredado. Se ha convertido en un mecánico y repetitivo ser más. El adolescente tiene como ejemplo a sus adultos, por lo que toma la vida como un movimiento en el que ha de huir del vacío y desarrollar el sentimiento de ser, tener, poseer, de hecho permanecer. En ese momento pierde la noción de que absolutamente todo en la creación es cambiante, oculta la realidad de que cualquier cosa, si se la deja fluir en su estado natural, jamás es igual ahora a lo que ha sido, y persigue el estatismo creando la idea fija de que él es de alguna determinada manera. Ve que los adultos hacen eso, y en ningún momento cuestiona que ese comportamiento es absolutamente erróneo. A partir de ahí ha caído en la trampa, por lo que sólo se esforzará en configurar un ego-céntrico.
Nos engañamos con el cúmulo psíquico
Las canciones suenan de fondo. Ellas hablan de paz y amor, del nuevo despertar del hombre, de un profundo cambio en el ser humano que diluya la barbarie que el mismo se propicia, mas la crueldad crece y los problemas generados por los humanos no menguan, entonces vivimos en un ideal que es absolutamente inexistente y la auténtica realidad no la vemos en absoluto. Nos reunimos en grupos que se separan de otros grupos, y cada cual con sus propias justificaciones destruye al grupo opuesto, destruimos y matamos en nombre de nuestro inventado dios o de nuestra irrevocable creencia, fuera ella la que fuere. Nos convertimos en jueces implacables, disfrazando la venganza con atuendo de castigo que aplicamos sin cuestionamiento, e imploramos a Dios nos perdone nuestras faltas, nuestro desmesurado egoísmo, nuestra inmedible codicia. Llevamos nuestro engaño interior a niveles tan descomedidos que hasta le pedimos a Dios que bendiga nuestras acciones de matar a otros seres humanos. Bueno, ridículamente inventamos banderas, iconos en los que detrás de ellos se ocultan infinidad de espejismos y calumnias, y nos olvidamos de lo que realmente somos, seres humanos desnudos. Cultivamos un movimiento mental a través del ego-céntrico, que nos permite creer que somos superiores a otros seres humanos, y de la misma forma creer que somos inferiores a otros seres humanos. Desde luego no vemos en absoluto que ese movimiento, más bien estancamiento del cúmulo psíquico es una mera fatamorgana de la cual lo único que puede surgir es sufrimiento, confusión y destrucción. Con todo ello aceptamos el miedo como algo inherente a la vida, y jamás cuestionamos si lo que estamos percibiendo es auténticamente real o es una simple proyección del movimiento de nuestras células cerebrales.
Adolescencia, imitación de los adultos.
El adolescente ya hace tiempo que desconcertado por el mundo en el que ha nacido, del cual comienza a tomar conciencia, se siente confuso y en la mayor parte de casos con poca iniciativa propia, pues de hecho ya se le podó cuando era niño, de ello opta por imitar a los adultos, y entre todas las acciones que debe llevar a cabo para que esa copia pueda tomar forma, una de las más nefastas para él y a la vez para la sociedad es la actitud de disimular el sufrimiento interno, aparentando de cara a los otros que no existe, y aceptar los típicos tópicos de cualquier índole, como aquel que reza que hemos venido aquí a sufrir, de lo que creará el ideal de futuro, con metas de éxito y realización propia, en espera de que esos triunfos harán desaparecer el dolor de no comprender la creación. Perseguir la codicia, dejando crecer la envidia, y el temor desprendido de esos movimientos lo ocultará con sus perseguidos placeres y logros. «¡Todo el mundo hace lo mismo! Y "yo" no me quiero quedar solo, me comportaré igual que ellos. Además, quiero llegar a alguna parte».
Nuevo Mundo sin miedo
Por favor, si realmente queremos construir un nuevo mundo hemos de empezar con los niños, con los adolescentes, con nosotros mismos. Si uno realmente considera que toma en serio los graves problemas que vivimos a causa de nuestro comportamiento, va a dedicar energía a mirar, a sondear profundamente en el problema humano, y comenzará a descubrir, pues la base del amor está precisamente en eso, en el descubrimiento de lo falso y de lo verdadero. Las ideas no nos llevan a ningún lugar cuando nos planteamos este ancestral problema que incubamos en nuestros corazones y en la mente, pues las ideas
El niño de alma luminosa
Clematide: Hoy de nuevo he sentido que la vida me sacudía con sus potentes mensajes.
…este maestro de cabellos azules…
…pues este niño de alma luminosa es un mensaje por sí mismo, un mensaje que golpea el corazón…
Visitar en BLOG "Ramillete de palabras"
no son más que elementos químicos organizados y contenidos en las células cerebrales, y si sus significados no son auténticos, concordantes con la realidad que conectan, es obvio que sólo crean problemas. Ya no es que sean diferentes, sino que son algo totalmente distinto, las ideas y la vivencia. La vivencia es algo vivo, en movimiento, está ocurriendo, la vivencia se encuentra en la cresta de la ola de la creación, en este eterno presente vivo que es el ahora, y la idea es algo muerto, pues es el recuerdo del pasado, y el pasado es algo extinto, ya no existe. Las ideas nos sirven para construir casas, o para curar a un enfermo, pero son absolutamente inútiles para despertar el amor y la inteligencia. El pasado puede ser muy beneficioso para manipular el universo físico con el fin de proporcionarnos mayor comodidad, pero en un nivel psíquico, mental, que es el sentimiento, lo que el corazón percibe, el pasado lo único que proporciona son calamidades. Cualquiera se podría preguntar cómo es que si tecnológicamente, científicamente, hemos logrado avances tan sorprendentes aún continuemos matándonos unos a otros con armas o con las desproporciones económicas. En nuestro fuero interno, cuando abandonamos las explicaciones pueriles que hemos inventado acerca de la creación, descubrimos un ser temeroso por sentirse ignorante de la creación. Si uno es honesto, dentro de todo este desbarajuste mental que hemos creado, existe un ser temeroso de la muerte, y a la vez de la vida, temeroso de ser y a la vez de no ser. Obviamente esto es un tremendo contrasentido a la vez que un sin sentido.
En la separación es imposible la unión
Los malos siempre son los otros, nunca uno mismo. El grupo opuesto es al que se le puede oprimir, utilizar vilmente. En este punto es obvio que uno no se da cuenta de que es el otro, no percibe que no existe el uno opuesto
El Mundo sobre ruedas
Entrevista
Xavier Moret de "El Periódico" a Albert Casals Serradó
al otro. Así la separación, que es un sentimiento ficticio, toma tal consistencia que el espejismo se convierte en realidad, y los distintos grupos nos matamos unos a otros, o nos explotamos con el pretexto de la autorrealización. De hecho este profundo sentimiento de separación que cultivamos los seres humanos interiormente, del cual difícilmente cualquier persona con un mínimo atisbo de inteligencia puede eximirse de verlo, es el que está destruyendo el planeta, pues ¿alguien negará que el planeta está enfermando cada vez en mayor medida a causa de nuestro comportamiento?
La oportunidad de los niños y adolescentes
Somos tan irremisiblemente egoístas y ególatras que jamás les hemos dado la oportunidad a los niños y adolescentes de crear un mundo nuevo, ya que siempre les hemos impuesto nuestro miedo. Esa es la inicial falta de respeto que tenemos para con la vida, de ahí el poco sentido que tiene que hablemos de Dios, pues si en todo caso la creación surge de Él, ¿cómo es que jamás nos sentimos avergonzados de las irracionales barbaries que cometemos? Lo que precisamos es descubrir qué es la inteligencia pues esto aún no lo hemos examinado, y desde ese descubrimiento seguro es que surgirá el amor, del que tampoco tenemos ni la más remota noción de en qué consiste su esencia. De hecho, tomando nuestro comportamiento como elemento central de estudio, tal vez ni la inteligencia ni el amor existan, por lo cual si uno es realmente serio con la vida esto será lo primero que se preguntará y dedicará energía para averiguarlo.
RICO PAR. (14/9/2001)
Búsqueda de vídeos
niños maltratados
por la sociedad

en YouTube
Visitar Búsqueda
Búsqueda de imágenes
niños marginados

en Google
Visitar Búsqueda
Búsqueda de imágenes
niños perdidos

en Google

Visitar Búsqueda
   
Adolescencia,
la gran transformación, I.
Adolescencia,
la gran transformación, II.
Fragmentos
del Cúmulo Psíquico
Cúmulo Psíquico
Artículo 4 de 6
Espacio Descubrimiento y Dilucidación
Esponsoriza y Aloja:
Espejismo de Centricidad - RICO PAR - 2008/09
http://www.tmirlo.com